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Creo en la contemplación.

Creo que es porque mi único recuerdo de la infancia es observar los insectos y las plantas que había en el patio de mi abuela. Todo el cúmulo de ausencias, de imágenes enmarañadas y de culpas sin expiar me han llevado a preguntarme todo el tiempo quién soy –qué soy–, pero también a cuestionar los valores impuestos y por qué son ellos quienes construyen la identidad, la voluntad y el entorno.

En mi trabajo exploro los espacios de la memoria y el vacío, regreso y refiero a lo disidente, busco señalar lo incómodo de transitar el mundo intentando ser “alguien”. Me interesa el error, la resistencia, lo oculto.

En un intento de nombrar lo ilegítimo utilizo el texto, el archivo y el mixed media para renegar de las tradiciones fotográficas, no soy fotógrafa, hago cosas.