Pasear, detenerse, robar.
En el ejercicio de cuestionarme la voluntad y sus asociaciones a la buena fe comencé a reunir y saquear baldosas de las calles, así como azulejos de espacios privados, todos con daños que quizá tengan que ver con la infraestructura de la ciudad, o de los edificios que los albergaban.
Pienso en el robo como estrategia para señalar que el paisaje también se encuentra en el piso, y que las buenas o malas acciones existen en una zona gris que generalmente se encuentra polarizada. Así, comencé también a intervenirlos con textos propios y descomposiciones de poemas de Mary Oliver, y ensayos de Francesco Careri.